miércoles, 3 de octubre de 2012

"Lo que sucede en casa se queda en casa" por María Carla Sayavedra Pace

Publicado originalmente el 23 de junio de 2012 en el diario La Prensa

“Cuando desperté, me di cuenta de que las luces estaban apagadas; presumí que dormía, fui a su cuarto a verificarlo y así fue. Entré a revisar que mi mamá estaba haciendo lo mismo, y también estaba dormida; después fui a ver si mis hermanos, que están bien chiquitos, habían logrado conciliar el sueño; fue un milagro verlos dormidos después de lo sucedido. El moretón de Michael, mi hermano más pequeño, estaba colorándose más; de seguro mi mamá lo maquillará con polvo antes de irse a la escuela en la mañana; mi mamá lo tiene bien claro, él siempre lo repite ´lo que sucede en casa se queda en casa´, debe ser que nadie habla por miedo”.

“Fui a mi cuarto de vuelta y, por error, dejé la puerta abierta, espero no descuidar eso la próxima vez; estaba muy triste y, como de costumbre, me puse a llorar; no aguantaba el dolor en mi espalda, ya me habían detectado escoliosis severa por los golpes anteriores, no te puedo describir este dolor y lo peor es que no hay cómo pagar la operación. Papá escuchó mis llantos, mamá intentó detenerlo, pero él la empujó contra la pared, no debía llorar, otra vez me equivoqué, voy a tener que pagar las consecuencias. Entró a mi cuarto y lo último que recuerdo fue la sangre que corría por mi cara; esta vez papá me hizo dormir, solo que a golpes”.

“Mimi, tu eres mi diario, la única que conoce de esto y yo sé que no te vas a atrever a contarle esto a nadie, al igual que yo”. – Diario de Stella P. 13 años.

Así como en este cuento, lo que vive esta niña en su casa es lo que viven miles de niños en nuestro país; el maltrato infantil es una máscara social que puede ocurrir en cualquier familia sin excluir religiones, razas o niveles sociales.

El peor error es callarlo, pero estos niños lo hacen por miedo, miedo a ser lastimados, ya sea física o psicológicamente; por lo general, sus padres los obligan o los amenazan a callar y a no comentar nada, por eso, el dicho “lo que sucede en casa se queda en casa” es el más apropiado para las familias en las que ocurre violencia y los niños sufren por maltrato.

Por más crudo que suene, el maltrato infantil es una realidad que no queremos ver y una realidad que no queremos aceptar, porque en Panamá “todo es perfecto”; el miedo de qué dirá la sociedad, sus comentarios, qué pueden pensar de la familia, el miedo de que vuelvan a sufrir un golpe o un insulto más se va acumulando, poco a poco, en ellos impidiéndoles saber qué decisión tomar.

Aprovecho que ayer se conmemoró el Día del Psicólogo en Panamá para invitar a todo los habitantes del país a que tomen conciencia de esta situación. La cultura panameña ha influido sobremanera para que el maltrato infantil se vea como una forma de conducta o enseñanza para los niños: “le pego o le grito para que aprenda”. Y, por supuesto, que va a aprender: pero a golpear y a maltratar, igual que su agresor.

El maltrato infantil no es un juego o un método de aprendizaje sano; es un abuso psicológico y emocional que puede perjudicar la vida y el futuro de cualquier menor, pues aunque existan golpes que no logremos ver a simple vista, como el maltrato de forma verbal o abuso psicológico, son golpes que ellos van a ver y sentir el resto de sus vidas, si no se les brinda un tratamiento o una terapia psicológica adecuada.

-------------------------------------------------------------------------------

Sobre el autor: María Carla Sayavedra cursa actualmente su segundo año de Licenciatura en Psicología en la USMA. Si bien es una de las mejores estudiantes, no se debe cometer el error de considerarla aburrida o simple: actualmente concursa en el certamen Miss Turismo de Panamá, mantiene su propio blog (http://mari-sayavedrap.blogspot.com/), es vicepresidenta de la nómina Eros'13 de estudiantes de Psicología de la USMA, es bailarina y ha sido actriz de teatro en ocasiones. Divertida y alegre, pero siempre manteniendo su formalismo y seriedad, María Carla es una digna representante de la escuela de Psicología.

Síguela en Twitter: @MariSayavedra

1 comentario:

  1. Muy buen artículo para crear la conciencia que se necesita hoy en día, ya que la triste verdad es que muchos recaen en estas conductas no por ser malintencionados, sino por desconocimiento del tema.

    El aporte que les puedo dar es una metáfora propia que cae de maravilla: "Si tienes un pliegue en una alfombra y lo hundes, lo único que harás es que ese pliegue aparezca en otro lado". Cuando las cosas no salen de casa, queda el sabor amargo de ellas, tal vez sin reflejar síntomas en el momento, pero tarde o temprano, estos pliegues te harán tropezar. Por eso, aún refiriéndome a la metáfora anterior, al el pliegue, no tienes que pisarlo y esperar que desaparezca por arte de magia, sino que tienes que levantar la alfombra, estirarla, y acomodarla de tal manera que ese pliegue no moleste más.

    Bienvenidos sean los comentarios

    Saludos

    Rodolfo Hogan Sakata

    ResponderEliminar