sábado, 30 de marzo de 2013

Súper-Humanos (Una experiencia personal) por María Alejandra Polanco


Muchos pensarán que es bueno ser psicólogo porque así puedes tener un control superior de tus emociones, estar consciente de lo que te afecta y lo que no. Y no es mentira. Así somos, así nos enseñan a ser. Para eso vamos a terapia y nos va bien. Poseemos un conocimiento enorme de nosotros mismos y eso es magnifico. El problema está, en cuando no puedes manejar algo. ¿Qué ocurre ahí?... a veces se nos olvida como psicólogos que también somos personas, que hay cosas que nos duelen igual o más que al resto.

En este caso, hablaré de algo que no nos pasa a todos pero a algunos sí: tener una persona querida o allegada con un trastorno mental. Es tan difícil para mí, tener a unos cuantos familiares con el psique lleno de baches y yo, con toda la teoría en mis manos no puedo hacer nada. Es horrible, se siente una impotencia enorme al saber todo y leer millones de veces libros, paginas de internet, artículos que hablen de como tratar a estas personas o como sobrellevarlo, etc. Y simplemente al final no puedes hacerlo. No tienes la fuerza, no tienes el “nivel emocional que se requiere” para manejarlo. Duele, duele mucho.

Recientemente, me he enterado de una persona muy cercana a quien quiero mucho, que está internada en un hospital psiquiátrico por un cuadro depresivo grave. Al principio, cuando me enteré, solo lo vi como un caso más, así como cuando te mencionan qué tiene la persona, sus síntomas, las razones y todo lo demás y tu estás ahí parado cual máquina sacando un diagnostico y diciendo: “ah sí, eso puede ser por esto y esto, me parece que tiene buen pronostico, tiene que tomar pastillas e ir a terapia…” blablablá.  

Sí, es verdad que estar en cuarto año no te hace un experto en psicología, pero vamos! Ya sabemos bastantito como para poner algo de ese conocimiento en práctica (dizque) aunque sea con un amigo. Es inevitable. Así nos formaron. Y sí, me encanta (la mayoría del tiempo). En este caso lo odié. Lo hice e inmediatamente le conté a mi novio por whatsapp y me quebré yo sola en mi casa. Contándole me sentí súper rara y mal. Pensé: “fuck yo adoro a esta persona y me duele mucho lo que está pasando. QUISIERA PODER HACER ALGO”. Y ahí entro mi caos. Al darme cuenta de que NO PUEDO HACER NADA. NADA. NADA. NADA. Más que mantener la calma y pensar en cosas buenas de lo que está pasando para no ser algo así como una “piedra” para mis familiares, ya que soy “la psicóloga” no está bien que yo me quiebre por cosas así, mas bien, no es lo esperado. Es por esto que nosotros vamos a terapia (si estás en psicología y no vas, deberías ir ya a sacar una cita). Es por esto que necesitamos hablar siempre de cómo nos sentimos y estar constantemente viendo qué pasa en nosotros.

Recuerdo una vez que hablaba con mi terapeuta de un ser realmente cercano que sufre de narcisismo (diagnosticado) con una serie de rasgos de otros trastornos (también diagnosticados). Y estaba ahí quejándome de como odio la situación, de cuanto me duele su trato, de la rabia que me da eso y ella me dice: pero, ¿si ya sabes lo que tiene, por qué te sigues sintiendo así? Y ahí pensé: cierto. Yo conozco lo que es este trastorno y sé todo lo que implica, ¿por qué me jode tanto?... por la simple y sencilla razón de que es esa persona y ocupa un lugar diferente en mi vida. Ahí descubrí que me es difícil entenderlo siendo una persona normal. Así qué estando con esa persona, me comporto como una psicóloga y cuando llego a mi casa, me muero. Duele y no sé qué hacer. Yo creo que en el futuro podré manejarlo y sabré como lidiar con eso (Espero).

El punto al que quiero llegar, es que nosotros los psicólogos no somos una especie de ser humano distinta, tenemos problemas como los demás y a veces no sabemos qué hacer. Hasta en situaciones estúpidas o bobas, nos paralizamos. No nos la sabemos todas, no porque sepamos todo lo que dicen los libros, sabemos como tratar a nuestros familiares o personas allegadas con estos problemas… es muy difícil. No es imposible, pero cuesta y la verdad, hay que trabajarlo. Porque es una realidad que no somos súper-humanos, pero las personas esperan mucho de nosotros y es verdad, tenemos un poquito más que los demás ;). 

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