Su corazón latía
con fuerza y la adrenalina le hacía temblar. Buscó en su celular una canción
que describiera su emoción, pero ninguna parecía adecuada. Se decidió por una
de todos modos y puso el playlist en random.
Crystal Castles -
Alice Practice
El resto de la
familia se encontraba en un lugar más apartado, y eso no le molestaba para
nada. Sería ella quien le recibiera primero, quien le sentiría en sus brazos
primero, a quien vería primero una vez que llegara a su tierra natal. Se dejó
llevar por los alocados y tensos ritmos que emitían sus audífonos. Sus pequeños
movimientos iban más allá de lo ridículo, pero qué importaba eso.
De la puerta para
pasajeros con visa norteamericana salieron jóvenes uniformados. Cada vez que la
puerta se abría, el motor de su pecho se alteraba, para luego volver a un paso
semi-normal.
Muse - Eternally
Missed
Esa canción
describía perfectamente la locura a la que le estaba llevando la espera. Había
pasado media hora más de lo estipulado, y su emoción parecía tomarse de la mano
con su impaciencia. De la puerta sale un chico rubio, buscando con la mirada al
ser querido que lo esperaba. Una chica lo vio
y caminando con prisa, ambos acortaron distancia y se besaron
apasionadamente. La gente miraba. La distracción le duró pocos segundos, ella
tenía su propia espera. Qué felicidad, la espera terminó para ellos dos. Pero
ella tenía la suya pendiente.
Su celular eligió
una canción exasperantemente lenta, y pasó con impaciencia esa y otras varias
canciones. Volvió a buscar una por sí misma.
Paramore - Decoy
Más uniformados.
Más hombres, más mujeres salieron por las puertas corredizas, que para su
impaciencia, eran traslúcidas, casi opacas, de varios tonos de azul. Se vuelve
a abrir. Sale una familia con muchas maletas. Suspiró. ¿Cuánto duraría? No era
justo. Otro hombre con dos maletas. No se termina de cerrar la puerta cuando ve
a un chico que parecía algo despistado, el aeropuerto no se veía igual que la
última vez que llegó. Y de eso años. La emoción de la chica subió de su
estómago y su pecho a su cara, tensando sus músculos en una inevitable sonrisa
y haciendo brillar sus ojos. Ella traspasó la cinta azul que separaba a los
expectantes de los que llegaba, y corrió a darle un abrazo.
No era posible
describir lo que sintió al ver a ese muchacho de cabello rizado y gafas
sonriente, más reconocible de lo que pensaba, después de tantos años viéndose
solo por internet y escuchando sus voces por teléfono. Se abrazaron por varios
segundos, y por supuesto, no importaba en lo más mínimo quién mirara. La
espera definitivamente lo valía.
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Sobre el autor: Desiree 'Desi' Mena, estudiante de Psicología, amante de los gatos, la música y la buena lectura se une a la lista de escritores de este blog con una primera entrada que nos deja deseosos de conocer más sobre su estilo tan particular de describir las emociones de sus personajes. Les aseguramos que leerán más de esta aspirante a cantante de ópera muy pronto.
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