A un compañero de
clase le preguntó un niño durante su práctica en una escuela: “Eres psicólogo?”
mi compañero respondió que si, a lo que el niño replicó: “Ah, entonces eres
ateo?”.
Este pequeño
episodio producto de la inocente pero ya moldeada mente de un infante me hizo
pensar: caramba, ¿por qué piensan que los psicólogos somos ateos?
Antes que nada,
quiero dejar en claro que no soy ateo. Creo fielmente en Dios. Sin embargo, soy
un hombre de ciencia, y como tal, intento mantener mi mente abierta antes los
diferentes puntos de vista (bien sustentados) que se tienen sobre la existencia
o inexistencia de una entidad suprema creadora de todo lo conocido. Dentro de
este marco deseo se entienda este post como no más que una examinación a una
opinión más o menos popular que he notado se tiene respecto a los psicólogos:
que somos ateos.
La psicología es
una ciencia. Sigue el método científico, se basa en teorías y en el empirismo
para sustentarlas. No somos, como señaló uno de nuestros profesores, una “psicología
de ocus-pocus”. No somos magos, ni hacemos milagros, ni somos sacerdotes que
reciben confesiones. Somos mujeres y hombres de ciencia, y como tales, no
podemos cerrar la mente ante el hecho de que no existen pruebas concluyentes
que certifiquen la existencia de Dios.
Ahora, ¿esta
falta de pruebas convierte a ese Dios en no más que el producto de una
necesidad del hombre por tener algo en qué creer? ¿Son Dios y la religión no
más que productos de la neurosis colectiva humana?
Aquilino
Polaino-Lorente, en su escrito “Freud y la Religión” (que pueden leer acá)
resume la opinión freudiana sobre la religión en el siguiente silogismo:
- La religión conduce y acrecienta el narcisismo humano (al posibilitar la vivencia de una omnipotencia simbólica sostenida por la imaginación).
- Todo narcisismo es una neurosis (en cuanto que aparta al hombre del principio de la realidad).
- Luego la religión neurotiza.
Muchos psicólogos
ateos concuerdan con esta concepción de la religión. Pero son muchos, no todos,
y quizá tampoco la mayoría.
Entramos entonces
en el tema en cuestión: ¿es necesariamente el/la psicólogo/a ateo/a?
La inmediata y
obvia respuesta es: No. Somos psicólogos en formación, sabemos que existen las
diferencias individuales, la crianza, el hecho de que vivimos en una cultura
tremendamente influenciada por la religión católica y muchos otros factores que
hacen imposible que todos pensemos o creamos en lo mismo, de la misma manera.
Y es aquí donde
está el punto clave: en la frase “de la
misma manera”. Si bien yo creo en Dios, probablemente no creo en él como
otros católicos creen en él, o de la forma en que evangélicos, musulmanes, o de
cualquier otra religión creen. Nadie cree, piensa ni se comporta de la misma
manera que nadie. Cada hombre es un mundo, y si bien es posible detectar
similitudes en los patrones de personalidad humana, nunca dos personas pensarán
igual.
"Si dos individuos están siempre de acuerdo en todo, puedo asegurar que uno de los dos piensa por ambos." -Sigmund Freud
Creo que la
manera en que se creen en Dios es lo importante en este tema. Quien crea ciega
y fanáticamente en Dios, probablemente no salga de esa caja -y le digo caja no
por criticar la creencia en lo divino, sino porque creer fanáticamente en
cualquier cosa sin aceptar (aunque no se comparta) ningún punto de vista que no
sea el propio, para mi, es de mentes débiles (como la de un narcisista)-
probablemente esta persona tendrá problemas en aceptar el conocimiento
científico que apunta en dirección contraria a sus creencias, pero quien, por
lo contrario, tiene una visión más flexible de lo divino, de Dios y de su
relación con la existencia de este universo, no verá la relación entre lo
científico y la religión como una calle que se divide en dos, y que sólo se
puede escoger uno de los dos caminos y olvidar por completo el otro, sino como
otro punto de vista de la realidad, producto de la maravillosa mente humana y
que puede o no tener que ver con lo divino, pero no por ello es más o menos que
la creencia religiosa.
Para mi la
religión y la ciencia no son variables mutuamente excluyentes, y creo que es
esto lo que me permite seguir orando todas las noches sin dejar de creer en la
ciencia.
Como en todo, los
extremos son malos. Cerrarse ante la posibilidad de estar equivocado es el peor
error que un hombre de ciencia puede hacer. Que cualquier hombre puede hacer,
en realidad. ¿Han notado lo difícil que es entablar conversación sobre
cualquier tema con un fanático religioso, no siendo uno fan del dogma religioso?
Es ridículamente difícil no salir molesto y quedar diciendo “¡CON ESTE MENTE
CERRADA NO SE PUEDE HABLAR!”
Pero al decir
eso, ¿no estamos cerrándonos nosotros también?
No digo que tengamos que creer
en todo, digo que podemos creer en lo que queramos creer y mantenernos fieles a
nuestra creencia sin tener que encerrarnos en una burbuja dentro de la cual no
vemos, escuchamos ni aceptamos ningún otro punto de vista que difiera
ligeramente del nuestro.
No hay
perspectivas buenas ni malas. Sólo hay perspectivas. Lo que te sirva a ti, pues
te sirve y bien por ti, pero no será lo que le sirve a todos. No caigamos en la
trampa de creer tener la verdad absoluta sobre las cosas, tal cosa no existe.
La verdad es subjetiva. Cada quien se fabrica su propia verdad y, siempre y
cuando no seas un psicótico, pues tu verdad es lo que te hace funcional A TI.
Pero no podemos decir que mi verdad o la tuya es la que funciona, porque todas
funcionan para cada quien (de nuevo, siempre y cuando no sean producto de una
psicosis).
Creo que lo que
intento decir es: hay psicólogos ateos tanto como hay no ateos así como también
hay personas homosexuales como no homosexuales, negras y blancas, bajas y altas,
que les gusta pokemon o no, etc., etc… ¿Eso significa que somos diferentes?
¡CLARO QUE SI! ¡TODOS SOMOS DIFERENTES!
Todos pensamos
diferente, todos creemos diferente, todos tenemos una mente que es un mundo
totalmente diferente al de cualquier otro ser humano que haya existido en la
historia. Y eso, precisamente, es lo hermoso del ser humano y de nuestra
carrera, ¿o no?
…y no, no todos los psicólogos son ateos, ¡carajo!
Lectura
recomendada: Freud y la
Religión, por Aquilino Polaino-Lorente
ME gustó mucho la reflexión. Muy acertada.
ResponderEliminarChaaa, yo soy de los futuros psicólogos creyentes... Y pienso que lo que dices es cierto, porque con todo y que no me gusta ni el extremo del fanatismo o el del ateísmo intolerante, cada persona cree y practica lo que cree que beneficia su vida. Unos van a terapia conductual para resolver sus problemas, otros a terapia psicoanalítica, y otros sólo rezan ;)
ResponderEliminarCurioso, y yo agregaria que las creencias religiosas y los prejuicios del terapeuta se quedan en la puerta del consultorio
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