miércoles, 6 de febrero de 2013

Incursión a la psicología femenina por José I. Vargas

La psicología femenina comprende una temática profunda y a su vez, compleja. Junto a ella, encontramos en nuestra sociedad actual que los conceptos de lo masculino y lo femenino se han tergiversado y contaminado de aspectos que evitan nuestra aproximación a este tema tan relevante.

Los hombres cultivamos un problema base, nuestra femineidad se encuentra en el lado inconsciente, y sólo nos podemos aproximar mediante imágenes del mismo. La pregunta de lo que significa ser femenino o en lo que consiste la femineidad no surge en conversaciones coloquiales. Resulta curioso para mí que en la manera en que a los hombres nos fascina hablar de la femineidad, a las mujeres les fascina hablar de la masculinidad, esto en resumidas cuentas complica el trabajo, más no lo hace infértil.

Desde mi punto de vista revestido del aspecto puramente masculino, he encontrado que a lo largo de la historia, la femineidad siempre ha sido entendida desde una óptica masculina. Buscándole un sentido y un fin, ser entendida parte por parte, lo cual, a fin de cuentas, es muy difícil y reduce lo que podemos conocer, o mejor dicho sentir sobre la femineidad.

Simplemente con intentar explicar la femineidad desde lo masculino resulta problemático; sin embargo, es importante nombrar algunas nociones colectivas que se tienen sobre la femineidad.

  • Mujer como tentación y el hombre como víctima de la tentación (e.g. Adán y Eva, Sansón y Dalila, las sirenas)
  • Las brujas como el polo negativo, las que nos engañan y nos hunden; las hadas como el polo positivo, las que nos encantan, la parte luminosa de la bruja.
  • La publicidad (piensen en los comerciales de cerveza, en los comerciales de autos de lujo)

Lo que más podemos apreciar es una imagen de lo femenino como aspecto negativo, algo que logra que nosotros los “pobres” hombres estemos a sus pies y que gracias a ello, seamos condenados.

Ante todas estas perspectivas, se generaron respuestas de mujeres que empezaron a hablar de la feminidad, pero desde lo masculino, como el deseo y derecho de votar y trabajar “como los hombres". Luego de esto, ¿cómo se logra expresar lo femenino? ¿Dónde podemos verlo destilado de la influencia masculina? Sólo en aquello que esté ligado a la emoción y lo irracional, como el ávido seguidor del legado de Jung que soy, me parece adecuado aclarar que existen arquetipos que difieren entre sí, pero que están relacionados a lo femenino y que podemos vislumbrar en nuestro diario vivir.

Todos poseemos todos los arquetipos, son las circunstancias que atravesamos en la vida lo que potencian la manifestación de unos sobre otros, de manera que no todos aparecen; de esta manera, algunas mujeres y algunos hombres manifiestan aspectos de su femineidad en su vida, mientras que otros permanecen dormidos, la femineidad por lo general se manifiesta de tres maneras en una sola. 

Exploremos un ejemplo sencillo, tenemos una muchacha estudiante de psicología, trabaja en una escuela pequeña, podemos verla tratando a los niños con delicadeza o regañándolos; aquí observamos el arquetipo de madre.  Más tarde llega su novio a visitarla, por lo que se acomoda el cabello, lo mira de cierta manera, le sonríe, le da un beso; el fin es encantarlo y con ello podemos apreciar el arquetipo de hada. Finalmente, se va con el novio en una moto y con esto vemos una manifestación del arquetipo de la hija. Las mujeres manifiestan todo esto junto, porque lo tienen en sí mismas. Dependiendo de la situación y en base a lo que han aprendido expresan el arquetipo.

Creo que a modo de conclusión debemos plantear un poco la diferencia entre lo masculino y lo femenino, y ello radica en lo receptivo de lo femenino y lo activo de lo masculino. Pongamos un ejemplo, pensemos en una conversación, quien habla realza lo masculino, quien escucha realza lo femenino. De esta manera, espero despertar en ustedes un poco de curiosidad en los aspectos femeninos propios, crear dudas y poco a poco, a medida que paseemos por la vida, irlas aclarando.


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Autor: José I. Vargas.
Revisión por Diana Suárez

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